I.- El buey está libre con los cuernos levantados al cielo
Ruge furioso
Corre enloquecido y vaga más allá de los caminos
En las montañas cada vez más lejos.
Al borde del valle una nube oscura reina sobre el paso.
Bajo sus pezuñas sabe cuánta hierba fresca arrasa
II - Un principio de constricción, con mi cuerda de paja
le perforo las fosas nasales.
Intenta escapar, brutalmente lo azoto,
Y otra vez el látigo.
Con todo el poder de que está dotado, la bestia indómita resiste.
Pero el hombre de los campos no se levanta
Él la retiene
Y el látigo es la amenaza.
III - En guarnición
Poco a poco acostumbrada a juguetear
La Bestia ahora acepta
Que la lleven de la nariz
Cruza el torrente
Sigue los senderos de la montaña
Paso a paso detrás del amo.
Él sujeta la cuerda con ligereza
Pero siempre tensa
Incansablemente vigilante durante todo el día.
IV - Amadoue
Después de muchos días, la práctica da sus frutos.
La bestia se ha sometido.
Destrozada, se ha vuelto mansa.
Pero su guardián sigue teniendo poca fe en ella.
Atada a un árbol, la cuerda de paja permanece en su sitio.
V.- Dócil
Bajo el sauce verde,
Cerca del arroyo de la montaña,
El buey está deliegado
Entregado a su placer.
Al atardecer
Cuando la niebla gris desciende sobre la pradera
El hombre vuelve a casa.
Detrás de él la bestia le sigue pacíficamente.
VI - Sin obstáculos
En el campo tan verde
La Bestia yace
Tranquila y ociosa
Y el tiempo pasa
No más necesidad de látigos, no más ataduras,
No más vergüenzas.
El pastor se sienta bajo un pino.
Lleno de alegría
Canta en paz.
VII - Dejar hacer
A lo largo de la ribera de alisos
A la luz del atardecer
El arroyo fluye tranquilo
En el aire brumoso
La espesa hierba crece y se extiende.
Cuando tiene hambre, se alimenta
Cuando tiene sed, bebe.
El tiempo pasa lentamente.
Inconsciente de su entorno
Durante horas y horas
El pastor duerme sobre una roca
VIII - El olvido
La Bestia inmaculada
Está envuelta en nubes.
El hombre está tranquilo y despreocupado como su compañera.
Atravesadas por la luz de la luna
Las nubes proyectan su sombra blanca.
Blancas las nubes siguen su camino
La brillante luz viaja con la luna
IX - La luna solitaria
La Bestia no está en ninguna parte
El vaquero ya no depende del tiempo.
Una nube solitaria flota ligeramente a lo largo de los picos de las montañas.
Da palmas
Canta su alegría bajo la luz de la luna
Pero recuerda
Un último obstáculo se interpone en su camino de vuelta a casa.
X.- Desaparecidos
Hombre y Bestia han desaparecido
Sin dejar rastro
La luz de la luna ilumina el vacío
Y ninguna sombra sobre las Diez Mil Cosas.
Quien quiera aprender el sentido de todo ello
Que contemple las flores de un campo
Y respire su dulzura.